La llegada de los primeros aromas de la primavera nos anuncian la Semana Santa Pulpileña donde niñ@s, jóvenes, mujeres y hombres salen a las calles para pregonar junto a banderas, estandartes, tambores y cornetas que ya es cuaresma. Nos anuncian siempre lo mismo, como otro año mas, pero profundamente diferente, que junto a los pies descalzos de Jesús Nazareno brota la esperanza en los corazones de sus nazarenos penitentes. Desde aquí un homenaje a los nazarenos que acompañan a Jesús y María bajo un mismo denominador común la devoción.
Pulpí se cubre de color, blanco, rojo, azul, negro, amarillo, pero sobre todo morao, morao Pasión. Largas filas de nazarenos ataviados de capirucho, capa, túnica y cirio siempre han acompañado a la imagen de Jesús Nazareno dando a la procesión un aspecto único. Rostros anónimos de hombres y mujeres que con sus túnicas, pies descalzos, oraciones de penitencia, van barriendo el camino tras el cual viene Jesús descalzo con la cruz a cuestas. Cada uno con su vida acuestas, cada uno con su propia cruz, con su propio misterio oculto bajo el capirucho, pero todos abrazan la cruz, cruz del cristiano, cruz de Fe, Fe en Jesús Nazareno.
La imagen del nazareno es vital, es la esencia y el alma en la Semana Santa y cada uno le da sentido a su propia estación de penitencia.
